Había una vez una niña llamada Blancanieves, a la que le gustaban mucho las computadoras y televisores.
Una vez, ella caminaba por el bosque perdida y encontró una casa. Entró porque estaba muy cansada y vio una computadora, entonces fue corriendo a la máquina y de un salto se sentó. Rápidamente empezó a descargarse juegos, y de paso, prendió la televisión.
De repente, entraron los enanos, vieron a Blancanieves en la computadora y de una patada la echaron de la casa. Los enanos se enojaron tanto que rompieron la computadora.
Blancanieves se fue enojada por el bosque y se encontró con una señora vieja, quien débilmente le dijo:
-¿Quiere una de mis manza...?-
Y sin dejarla terminar de hablar le tiró la manzana al piso de tan enojada que estaba. El príncipe, que estaba caminando por el bosque aburrido, la vio y le dijo:
-Señora, no haga eso…-
Blancanieves le pateó la manzana, sin darse cuenta de que era el príncipe, que justo cayó en su boca y lo envenenó.
A Blancanieves la llevaron a prisión de por vida, el príncipe terminó disecado en una caja de cristal, y la bruja terminó viviendo felizmente con los enanos.
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